
Un equipo de científicos de la Universidad de Stanford logró un avance clave en la carrera por crear el primer corazón humano funcional impreso en 3D: desarrollaron una tecnología capaz de fabricar redes vasculares complejas, lo que representa una de las piezas que faltaban para que estos órganos artificiales puedan funcionar realmente.
Hasta ahora, uno de los mayores retos en la bioimpresión de órganos era reproducir con precisión las intrincadas arterias, venas y capilares que alimentan al corazón con oxígeno y nutrientes. Gracias a un nuevo software —más rápido y preciso que los anteriores—, lograron diseñar en cinco horas una red vascular completa adaptada a un corazón humano, asegurando que cada célula esté suficientemente cerca de un capilar para sobrevivir.
Aunque la impresión 3D aún tiene limitaciones de resolución, ya pudieron imprimir modelos simplificados que mantienen vivas células humanas, y están trabajando en técnicas que estimulen el crecimiento natural de los capilares más finos.
Este avance podría revolucionar la medicina pediátrica, especialmente para niños con cardiopatías congénitas, y marca un paso firme hacia una medicina personalizada y regenerativa. A futuro, los investigadores planean combinar impresión 3D, simulaciones y aprendizaje automático para crear órganos que no solo funcionen, sino que se adapten y evolucionen junto con el cuerpo del paciente.
Fuente: Zachary A. Sexton et al. ,Rapid model-guided design of organ-scale synthetic vasculature for biomanufacturing. Science (2025).